A veces me pasa que me pierdo, como alejándome de mis cánones
y a mi cuerpo lo habita un indigente.
No se exactamente donde,
pero se que el indigente reside oculto entre mis pensamientos.
En mis momentos de mayo debilidad logra tomar las riendas de mi cuerpo
manejándolo así a su antojo.
El indigente no me respeta, ni respeta a los demás
habla con tono descortés y vulgar.
Es holgazán, burlón, egocéntrico
y ama ser odiado.
Cuando no esta controlando mi cuerpo va por ahí
visitando los senderos de mi ser.
Es el único que se anima a caminar por mi inconsciente.
Acarrea con el los sentimientos mas retorcidos
que encontró perdidos en algún lugar de mi interior
así, cuando tome el control
hacérmelos recordar uno por uno.
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