-AVISO SPOILER-
"Burn down the disco. Hang the blessed dj because the music that they constantly play it says nothing to me about my life "
Hang the DJ es el cuarto episodio de la cuarta temporada de Black Mirror. Escrito por Charlie Brooker y dirigido por Tim Van Petten, este episodio nos sumerge en otra ciencia ficción totalmente distopica.
Amy (Georgina Campbell) y Frank (Joe Cole) son dos de las tantas personas que se encuentran en un sitio aparentemente rodeado por una muralla. Todas las personas en este lugar cuentan con un dispositivo redondo al que llaman “entrenador”. Este dispositivo planifica las citas de las personas y lo curioso es que las citas son de carácter obligatorio. Las citas pueden durar horas, meses e incluso años y organiza las citas con el criterio de recopilar información para encontrar a la “pareja definitiva”. Observamos aquí como Black Mirror explota el uso de las “Cookies. Este sistema es una especie de Tinder llevado al extremo con la diferencia del carácter obligatorio de las citas.
A medida que el capítulo avanza, mientras Amy y Frank asisten a diversas citas, se van presentando pistas que nos permiten dudar de la realidad en la que están sumidos los personajes. Notamos en una charla de Amy con Frank que ninguno tiene recuerdos del momento anterior a estar en el sistema. Solo se presentan escenas en las que los personajes pasan tiempo a solas, practican deportes o concurren a sus citas obligatorias. Se muestra de esa manera, como el sistema permite que sus usuarios conozcan a sus parejas, pero también que se conozcan a sí mismos. Es interesante destacar el tono de voz con el que el “entrenador” se comunica con los usuarios.
Luego que Amy y Frank se conocen en una cita de 12 horas, ambos atraviesan distintas citas en las que complacen sus deseos sexuales a pesar de sentirse incomprendidas por sus otras parejas, tal es la escena de Frank teniendo sexo con su pareja y consultándole: “¿Te molesta si pienso en ella? “.
Llegando al final del capitulo el entrenador les comunica a Amy que ha encontrado su pareja definitiva, pero antes de la cita se le concede a Amy el derecho a despedirse de alguien por lo que solicita una reunión con Frank. Una vez juntos, ambos deciden que no están de acuerdo con la lógica del sistema y deciden escapar de este sitio amurallado para continuar su amor. En el momento que aparece una persona de seguridad que apunta con un Taser a Amy, quien pone su mano frente a la pistola de electricidad y repentinamente todas las personas a su alrededor se congelan. Una vez escapan hacia el muro el mundo comienza a desaparecer al mejor estilo matrix, y ambos se encuentran rodeados de parejas esperando regresar al mundo real. Una vez finaliza el capítulo nos encontramos en un mundo similar al de nuestra realidad en que dos personas se encuentran en un bar al mejor estilo Tinder.
Es interesante destacar como Charlie Brooker juega con algo de naturaleza tan impertinente como lo es el amor y por otro lado, algo sumamente metódico como el algoritmo de un sistema de emparejamiento. De este choque entre cerebro y corazón, sumado a un final inesperado y descolocador surge una gran critica a las aplicaciones de citas como Tinder. Desde mi propio punto de vista veo en este episodio un gran espejo de la realidad de los adolescentes, en la cual se reduce el acto del amor a una situación planificada por un algoritmo en la que se pierden los sentimientos básicos como la sorpresa, el nerviosismo y otros factores que tanto caracterizan los encuentros amorosos, reduciéndolo a una simple información.
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