En el cielo nublado de este atardecer de invierno me contemple a mí, afortunado y triste a la vez vagando en calles de adoquines y baldosas flojas. Los días grises pueden estar llenos de luminosidad, semblantes coloridos y tonalidades claras. El arte es la ambivalencia misma no existe en el lienzo, si no existe en los ojos. Aprender a observar puede conllevar a un gran conflicto: romper nuestros paradigmas, y abandonar los típicos patrones mentales impuestos, dejando al azar, nuestra definición. Tal vez, Dios solo es otro curioso.